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Salud y bienestar

La salud tiene que ver con el buen funcionamiento del organismo. Así lo propone la RAE: Estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones. No obstante, dentro del buen funcionamiento, es decir, dentro de la salud, nuestras decisiones conscientes o inconscientes acerca de la utilización de la “maquinaria” del organismo nos llevan a desenlaces que suponen bienestar o malestar. O dicho de otra manera: nuestra mente, desde su buen funcionamiento, desde su salud, nos conduce en la vida hacia estados de bienestar o malestar. Y, si estos últimos persisten en el tiempo, pueden llevarnos incluso a la pérdida de la salud, ya sea de forma parcial o de forma total, en el caso de la muerte.
Siguiendo con las aclaraciones terminológicas, la RAE también se refiere al bienestar, y señala que éste es el “estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica”. Así, el bienestar es la percepción de que el funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestra mente es el adecuado. Entonces, el bienestar añade algo sobre la salud: la toma de conciencia de que estoy bien. No obstante, este “sentirme bien” está vinculado a la propia interpretación de la vivencia, al mapa mental con el que leo los acontecimientos, a la forma de ver la vida… Esto significa que el bienestar está relacionado con los propios valores, las propias creencias y convicciones, las expectativas de cada persona y su estado de ánimo en un momento determinado.
Distinciones importantes sobre la salud
En esta línea ahonda la definición de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS): “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Sin embargo, ya hemos visto cómo salud y bienestar no son lo mismo. Definiciones de salud como la de la OMS nos dan una buena orientación sobre el camino a seguir al marcarnos un óptimo de referencia: “completo bienestar…” Y, a la vez, puede que generen cierto grado de confusión al identificar en la definición salud y bienestar. Si atendemos a nuestra experiencia, será fácil señalar que podemos encontrarnos tanto en estados de bienestar como de malestar al mismo tiempo que gozamos de salud, o sea, al mismo tiempo que nuestro organismo funciona perfectamente. Con estas palabras no se trata de contradecir a la OMS, sino de señalar varias cosas:
- Salud y bienestar no son lo mismo.
- Salud y bienestar son dos estados que se influyen mutuamente.
Así:
- La salud se puede resentir con la falta de bienestar.
- El bienestar puede decaer a causa de determinadas faltas de salud.
- Se puede carecer de cierto grado de salud y gozar de bienestar.
- Se puede carecer de cierto grado de bienestar y gozar de salud.
Dos formas de ejercicio o entrenamiento indispensables
Entendiendo la orientación de la OMS, porque resulta evidente a la experiencia humana, señalar las diferencias entre ambos estados resulta fundamental para poder gestionar las circunstancias de nuestra vida que nos permitan mantener la salud y aumentar el bienestar. Para eso, además de que la “maquinaria” funcione bien física y mentalmente (corporalmente), necesitamos aprender a gestionar convenientemente dicha maquinaria (lo que nos llevaría también a la consecución de los recursos mínimos para cuidar la salud y mantener el bienestar). Y esto implica ejercitarnos de dos formas, o llevar a cabo dos tipos de entrenamiento:
- Ejercicio físico y alimentación.
- Ejercicio mental.
Ambos ejercicios o entrenamientos son insustituibles porque son muchos los que, disfrutando de salud física y mental, al menos en un mínimo grado que permite funcionar con normalidad, no viven con bienestar. Y algunos, además, fruto de su malestar, están provocándose a sí mismos somatizaciones, con lo que disminuye su salud física.