Pensamientos: cómo gestionarlos

Cuando alguien inicia la aventura de gestionar sus pensamientos, se encuentra ante una experiencia como la de hacer turismo por la propia ciudad. Esto ocurre con frecuencia cuando llega alguna visita y tú le enseñas el lugar en el que vives. Cuando el mismo lugar de todos los días se recorre con ojos de visitante, parece que hay muchas más cosas que ver. Así es la experiencia de iniciarse en la gestión de los pensamientos. Consiste en desplazar el centro de atención hacia la propia “ciudad interior”, hacia el interior de uno/a mismo/a.
Si quieres tener éxito en lo que te propongas y alcanzar tus objetivos, necesitarás acercarte a tu mundo interior, desprendiéndote de los estímulos del mundo externo y agitado para, de esa manera, activar la percepción de las señales que provienen del interior.
CLAVES PARA EL INICIO DE LA GESTIÓN DE LOS PENSAMIENTOS
Para poder servirnos de las señales de nuestro mundo interior, necesitamos desarrollar cuatro facetas:
1) Sintonizar con la información de los cinco sentidos.
Se trata de intentar no formar lagunas en la información de que disponemos.
2) Identificar las propias presuposiciones.
Las presuposiciones nos predisponen a las relaciones personales, a las actividades que podamos realizar, al ejercicio de nuestras responsabilidades, a la forma en la que nos tomamos las cosas y afrontamos las circunstancias… Aprender a identificarlas resulta fundamental. No obstante, si bien hay presuposiciones que nos limitan y que nos hacen daño, otras pueden ayudarnos.
Nos ayuda, por ejemplo, presuponer lo siguiente:
- – Que “toda conducta tiene una intención positiva”.
- – Que “somos inteligentes”, capaces; y esto no es lo mismo que caer en la soberbia ni en el orgullo.
- – Que somos personas que merecemos respeto.
- – Que “hay distintas partes de nosotros mismos que quieren comunicarse”.
- – Que “las mismas palabras pueden tener diversos significados para diferentes usuarios interiores”.
- – Que “cada pequeño aspecto tuyo necesita estar en contacto y que quizá no sepa que lo desea”.
- – Que “es mejor tener curiosidad ante los juicios negativos”.
3) Cuidar los modales hacia ti.
La cortesía hacia ti y el cultivo de la auto confianza y la seguridad en ti resultan imprescindibles como vías para la buena relación contigo mismo/a, que se halla en la base de la consecución de los objetivos. A todo esto ayuda evitar, además, la sobre carga.
4) Comprobar la ecología de los cambios que quieras conseguir.
Que queramos introducir algún tipo de cambio en nuestra vida no implica que no hubiera ya cierto equilibrio. Considerar la ecología significa tener en cuenta que cualquier cambio que introduzcamos afectará a algunas partes de nosotros en concreto y al equilibrio en su conjunto.
LA GESTIÓN DE LOS ESTADOS PARA GESTIONAR LOS PENSAMIENTOS
Una sencilla y breve definición de “estado” es:
La situación en la que se encuentran nuestra mente y nuestro cuerpo en un determinado momento.
La gestión de estados es importante porque los estados no sólo influyen en cómo te sientes ahora, sino también en cómo piensas y en aquello de lo que eres capaz. Los estados influyen en cómo interpretamos nuestra experiencia y en lo que somos capaces de hacer con ella.
Aprender a vivir con atención de alta intensidad, con conciencia, es un requisito para poder identificar el estado en el que nos encontramos en cada momento. Cuando vivir con atención se ha convertido en un hábito, en algo que hacemos sin darnos cuenta, podremos identificar con facilidad los estados adecuados y también los inadecuados. Los adecuados, podremos potenciarlos. Y los inadecuados, podremos cambiarlos. Hay muchas técnicas para cambiar de estado. En cualquier caso, más allá de cuáles sean las que más te gustan o mejor te vienen, aprender a cambiar de estado genera ventajas para la gestión de los pensamientos y para la gestión de la vida en general.
LIDERA EL PODER QUE HAY EN TI
Liderarnos a cada uno de nosotros es una invitación a creer en la suposición de que todos somos personas asombrosas para, a continuación, comenzar a observarnos y saber hasta qué punto somos de verdad asombrosos. Y cuanto más observamos, más descubrimos en nosotros.
Para observarte, o conectar contigo mismo/a, y tener acceso a la sabiduría interior es necesario que dediques tiempo para -y te autorices a- observar las cosas desde una perspectiva tan plena y novedosa como puedas. Se trata de despojarte de tus filtros, aquellos con los que interpretas la realidad, tu realidad. La percepción funciona a través de filtros, y algo relevante en este sentido es que los filtros se convierten en hábitos. Los beneficios de generar el hábito de conectar contigo son: congruencia, tolerancia, bienestar y equilibrio. Para liderar el poder que hay en nosotros, entonces, necesitamos generar el hábito del Liderazgo interior. El Liderazgo interior es una actitud y una forma de estar en el mundo.
VENCIENDO A LOS SABOTEADORES DE NUESTRO PODER PERSONAL
Nos adentramos en el mundo de las distracciones interiores. Con ello se pretende alertar acerca de algunos procesos importantes que pueden sabotear la búsqueda personal y el propio crecimiento. La alerta viene del hecho de que parecen “amigos”. Suelen prometer beneficios verdaderos y por eso cuesta tanto resistirse a ellos. Por tanto, conviene saber cómo nos seducen para no abandonar el liderazgo interior y, a la vez, saber cómo obtener algunos de aquellos beneficios que prometen sin pagar el altísimo precio que exigen.
Estos procesos de distracción son un fenómeno similar a las sirenas, aquellas figuras de la mitología griega que, valiéndose de su aspecto seductor y del embrujo de su canto, atraían a los navegantes hacia su isla. Cuando éstos alteraban su rumbo y se acercaban, eran muchos los que encallaban entre las rocas que rodeaban la isla. Los que conseguían llegar a tierra se convertían en esclavos de las sirenas. Por eso Ulises, en su viaje de regreso a casa, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera para no oírlas y que lo ataran a él a uno de los mástiles para que no se le ocurriera dirigir la nave hacia la isla y desviarse de su rumbo.
Así, en cualquiera que sea el viaje personal, hay cinco sirenas de las que conviene cuidarse:
- El sabotaje del propio diálogo interior
- Las suposiciones y las creencias
- El escepticismo desconfiado
- El sarcasmo
- Las fantasías
La paradoja es que si alguien se muestra realmente dispuesto a explorar cómo estas sirenas pueden apoderarse de cada uno, ese mismo compromiso nos ayuda a sustraernos de su influjo.
NUESTROS DEMONIOS PERSONALES
Cuando hablamos de nuestros propios “saboteadores” nos referimos a un amplio abanico de distractores internos. Hemos señalado ya cinco. Y podemos hablar de otro tipo de distractores interiores. Son nuestros miedos, nuestros temores. Estrictamente hablando, no todos son miedos, sino que también hay otras emociones que nos resultan desagradables, no deseadas, y que suelen estar relacionadas con nuestros puntos de vulnerabilidad. Son “fuerzas internas” que en muchas ocasiones se han convertido en patrones de conducta.
A veces nos referimos a estos miedos como “demonios” personales. Demonio significa “genio”. Y es muy apropiado, porque son muchas las situaciones en las que estas fuerzas, estos miedos, estos demonios, estos “genios”, desempeñan un papel positivo y beneficioso para nosotros. Sin embargo, en otras, estos miedos actúan más como “diablos” que como demonios. Diablo significa “el que separa”. Entonces, cuando estas fuerzas se tornan en saboteadoras, se ponen el traje de “diablo” y nos separan. ¿De qué? Nos separan de nuestro propio poder. Y lo hacen de varias maneras:
- Destruyen la concentración.
- Enfrentan a uno/a consigo mismo/a.
- Despojan de la seguridad en uno mismo y disminuyen la capacidad para pasar a la acción.
- Desequilibran.
CÓMO GESTIONAR EL EFECTO DE LOS SABOTEADORES Y LOS MIEDOS
El liderazgo y el poder tienen que ver con la propiedad y con las opciones. La palabra “poder” tiene la misma raíz latina que la palabra “potencial”, una raíz que significa “ser capaz”. De una u otra manera, todos los saboteadores internos afectan a esta capacidad. Hacen a las personas menos capaces o, en realidad, las inhabilitan en ciertos aspectos vitales, lo que les afecta en gran medida.
Para “darle la vuelta al miedo” y recuperar nuestro poder, podemos gestionar nuestros pensamientos por medio de los siguientes seis pasos:
- Reconoce qué sucede realmente.
- Cambia de estado.
- Busca el valor de la señal del diablillo (intención positiva).
- Sé realista.
- Aborda los aspectos específicos.
- Vuelve a la realidad.
PENSAMIENTOS Y MOTIVACIÓN
Los pensamientos nos sitúan ante las dos caras de interpretación de la realidad: la negatividad o la positividad. La negatividad circunscribe nuestra atención a un rango muy limitado: aquello que nos perturba. Una regla general de la terapia cognitiva afirma que la mejor receta para caer en la depresión consiste en centrar la atención en los aspectos negativos de la experiencia. Por otro lado, la positividad, las emociones positivas abren el foco de nuestra atención, permitiéndonos captarlo todo. Por eso, un apoyo imprescindible para caminar hacia nuestros objetivos es darnos cuenta de si centramos nuestra atención en lo negativo o en lo positivo. En este caso es un entrenamiento de la atención sobre la misma atención. Sencillamente es entrenar nuestro cerebro para poder darnos cuenta del tipo de pensamientos que estamos teniendo. La atención, entonces, como casi siempre, es un instrumento, no un fin en sí mismo.
La positividad refleja, en parte, la actividad de los circuitos cerebrales de recompensa. Cuando somos felices, se activa el núcleo accumbens, una región del núcleo estriado ventral, ubicado en el cerebro medio. Este sistema parece esencial para la motivación y para tener la sensación de que lo que estamos haciendo es gratificante. Estos circuitos, ricos en dopamina, movilizan los sentimientos positivos para esforzarnos en el logro de nuestros objetivos y nuestros deseos. Y estos circuitos permanecen activos mientras nos hallamos en un estado de ánimo positivo.
La motivación y la consecución de objetivos dependen, en consecuencia, de lo que podemos llamar rutina inteligente. Se trata de la gestión de los pensamientos conforme a cómo lo hacen los expertos en cualquier disciplina, en contraposición a los aficionados. La gestión de los pensamientos que conduce a la excelencia consiste en mantener la atención de manera consciente siempre. Es decir, incluso después de que hayamos alcanzado maestría en alguna faceta de nuestra vida, la invitación de la rutina inteligente consiste en seguir manteniendo la atención en las formas y en los procedimientos que llevamos a cabo, para, así, seguir mejorando. Los aficionados, por su parte, una vez que han adquirido cierta maestría, comienzan a desempeñar su actividad de forma metódica y automatizada, y ello impide seguir mejorando.
Por eso, para la pericia en la gestión de los pensamientos no basta con el número de horas que hayamos entrenado, sino que también es importante, y especialmente relevante, mantener la atención consciente, es decir, la atención de alta intensidad. Ello implica mantener el foco puesto en el tipo de pensamientos que estamos teniendo. De esa manera podremos identificar si estamos en la negatividad o en la positividad.
LAS QUEJAS
Las quejas vienen provocadas por pensamientos negativos. Además de lo ya apuntado sobre la negatividad, las quejas provocan un doble desenfoque: por un lado, desplazan el foco de la responsabilidad de uno/a mismo/a hacia los demás (los otros, las instituciones, las organizaciones, las empresas…); y, por otro, focalizan la atención en el problema, en lugar de en la solución.
Una cuestión diferente es tener razón o no. Pero, tanto si se tiene, como si no, cuando nos afincamos en la queja, perdemos capacidad para ejercer nuestra propia responsabilidad, y así, ejercitar nuestra libertad. Y también perdemos lucidez para considerar las múltiples opciones entre las que podemos elegir, por lo que difícilmente daremos con la solución adecuada. La gestión de los pensamientos tiene un capítulo importante en la detección y detención de las quejas continuadas.
HABILIDADES POR DESCUBRIR
La rutina inteligente a la que hemos aludido puede aplicarse a otros ámbitos en los que los pensamientos se ven involucrados. Es el caso de la intuición. ¿Y qué es la intuición? Aquello que a menudo definimos como intuición es un juicio basado en “señales débiles” que recogemos de manera inconsciente, es decir, sin que nuestra atención se haya detenido en ello. Si esto es así, podríamos agudizar nuestra habilidad para “utilizar el conjunto de débiles impresiones subyacentes” a nuestra manera habitual de ver y conocer, y que suelen ser descartadas, que están “por descubrir”.
Es decir, podríamos descubrir esas señales que están debajo de lo que vemos y conocemos, porque no nos han enseñado a verlas ni a conocerlas. Es posible aumentar la propia sensibilidad “consciente” ante lo que previamente se producía en un plano inconsciente. Una vez más, se trata de un entrenamiento de la atención.
Lo importante es que la información está presente. Cuando nuestra intuición nos dice algo es porque hemos hecho un seguimiento inconsciente y hemos registrado este tipo de diferencias. Cuanto mejor lo hagamos y cuanto más capaces seamos de confiar en la información que hemos recibido por esta vía, más material de trabajo tendremos.
CONCLUSIÓN
La gestión de los pensamientos, conforme a todo lo expuesto, consiste en:
- La rutina inteligente que nos ayuda a conectar con nuestro interior,
- identificando nuestro estado para cambiarlo si hace falta,
- manteniendo a raya a nuestros saboteadores y miedos internos,
- de manera que podamos estabilizarnos en la positividad que nos motive,
- y así darnos permiso para ejercer todo nuestro poder personal
- y para abrirnos a la cantidad de habilidades propias que están a nuestra disposición.
Y la buena noticia es que todo ello se puede entrenar. ¡Adelante!
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