Ejercicio físico consciente: pasos y pautas

A estas alturas del camino de la humanidad, seguramente sean pocas personas las que duden de los beneficios del ejercicio físico y de su necesidad. De hecho, conocemos aforismos que permanecen en nuestra memoria colectiva y que nos recuerdan la necesidad de su práctica. Es el caso de “Mens sana in corpore sano”. Realmente, este aforismo proviene de las Sátiras de Juvenal, lo que sitúa su origen en la época de la Roma imperial. Y la cita completa es Orandum est ut sit mens sana in corpore sano, que se traduce por “Se debe orar que se nos conceda una mente sana en un cuerpo sano”. No obstante, el sentido con que nos ha llegado es que habrá mente sana en un cuerpo sano. Y este sentido nos da una pista de que el ejercicio físico está relacionado con algo más que con un cuerpo saludable. Sin embargo, el horizonte que se abre con esa pista no parece que, actualmente, sea algo considerado de forma general. Y, en cambio, se pueden apreciar el ejercicio físico y el deporte como una herramienta, además de para la salud del cuerpo, para el equilibrio emocional, personal y relacional, así como para la pacificación de la mente, las emociones y el espíritu.
Reactívate: menos medicamento y más movimiento
Tuve la suerte de entrevistar para “La vida que tú quieres”, el programa de radio que dirijo y presento, a Antonio Casimiro, Doctor en Educación física y Profesor titular de la Universidad de Almería (España) y coautor del libro “Reactívate: menos medicamento y más movimiento”. Y en esta entrevista, Antonio nos ayudaba a distinguir entre “actividad física”, “ejercicio físico” y “deporte”.
Podemos llamar actividad física al tipo de movimiento espontáneo y no planificado, como subir las escaleras de nuestra casa o del lugar de trabajo, o el desplazamiento a pie de un lugar a otro. También podríamos denominar al ejercicio físico como el movimiento planificado del cuerpo y realizado para el mantenimiento y la mejora del estado del cuerpo. Y en la tercera distinción, hablamos de deporte para referirnos al ejercicio que, además de ser planificado, responde a unas reglas y está enfocado a la competición.
Estas distinciones nos permiten comprender que no todo movimiento físico conduce a los mismos beneficios, y que, según cómo nos sirvamos del movimiento físico, podemos utilizarlo como herramienta para unos fines determinados u otros. Se nos abre, entonces, la oportunidad de practicar el movimiento consciente.
Ejercicio físico y movimiento consciente
En su libro, Antonio Casimiro nos anima a que, con independencia de la edad o del nivel educativo con el que trabajemos, hagamos un tránsito desde la construcción y desarrollo de un “cuerpo fachada” hacia un “cuerpo habitado”. Es decir, que nos alejemos del cuerpo como mera apariencia y nos acerquemos a al desarrollo de un cuerpo que denota un modo de presencia.
Tanto él como José Antonio Sande (coautor), señalan que su pretensión es la de concienciar a las personas de la importancia del ejercicio físico y el deporte como “el mejor polifármaco para la vida”, y favorecer así el desarrollo integral desde una mirada más profunda, desde una vivencia más consciente. El ejercicio físico y el deporte se pueden abordar como partes de algo mayor y más valioso.
Hacer del ejercicio físico un ejercicio consciente es una propuesta que nos invita a hacer de nuestra parte física (más externa) un gran espacio de trabajo donde abordar el resto de cuerpos o dimensiones humanas. Como vemos, nada nuevo en el tiempo y a la vez algo novedoso en nuestro tiempo. Se trata, por tanto, de establecer el vínculo y la conexión entre el ejercicio físico y nuestra alma o ser esencial.
El ejercicio físico puede ser un ejercicio espiritual
“Nada de lo que sucede en nuestras piernas es ajeno a lo que sucede en nuestra cabeza.”
(Sebastián Álvaro)
Desde muy antiguo, la humanidad conoce y sabe de la unidad espíritu – mente – cuerpo que somos. Hoy decimos que somos seres psico-bio-espirituales. Y es desde esta unidad desde donde podemos comprender bien la relación entre nuestra dimensión espiritual y el ejercicio físico y el deporte.
La propuesta, que ya muchas personas han hecho suya hace tiempo, consiste en que el ejercicio físico y el deporte no se hagan sólo, ni siquiera fundamentalmente, para desconectar, para evadirse, para recargarse de energía, para desfogarse o simplemente para distraerse, sino para volver cada uno/a a lo mejor de sí mismo/a, para regular y equilibrar las energías y, sobre todo, para reconectar con nuestro Ser más profundo y auténtico.
Y, como en casi todo, el secreto está en entrenar. No se trata de que nos lo creamos, sin más. Aquí no subyace ninguna pretensión de convencer a nadie. En la medida en que nos animemos a practicar el ejercicio físico consciente nos autoconvenceremos de la necesidad de este entrenamiento y desarrollo personal. Ya sabemos que -como dice José María Moro- “nadie se emborracha leyendo sobre el vino” …
Ejercicio físico vs. sedentarismo
¿Recuerdas haber oído a otros decir “no tengo tiempo…”? “Sí, me gustaría hacer esto, o aquello…, pero… es que… no tengo tiempo…” Decía el Prior del Monasterio de Silos, con quien tuve la suerte de compartir una jornada (incluido su oficio de Vísperas), que “tiempo es lo único que tenemos; otra cosa es lo que hacemos con ello y en qué lo empleamos”.
En la sociedad que hemos construido, no tenemos tiempo para el ejercicio físico, no tenemos tiempo para meditar, para orar, no tenemos tiempo para dedicarlo a nosotros mismos… Y peor aún, casi no tenemos tiempo para dedicarlo a los demás, al menos con dedicación de calidad. Aunque también hay que decir con claridad que muchos sí lo tienen; quizá habría que preguntarles cómo lo consiguen. ¿Y si fuese una cuestión de prioridades?
Muchos de los buenos hábitos se están perdiendo por el ritmo impuesto desde las grandes urbes y la tecnología moderna. Y están dando paso a la falta de tiempo y al sedentarismo en grandes masas de la población. Y hasta tal punto hemos llegado que podríamos considerar al sedentarismo como una de las mayores pandemias y puede que el mayor riesgo para la salud.
Frente al sedentarismo no es necesario plantearse grandes cosas. Es posible que baste con afrontar la falta de tiempo y reconsiderar nuestras prioridades en la vida. De este modo, sería suficiente (y estamos hablando de mínimos, claro) con hacer ejercicio físico durante treinta minutos al día. Por ejemplo, caminar durante treinta minutos al día, cinco o seis veces a la semana, con un poco de “exigencia física” (para entenderlo: no vale con ir de tiendas durante treinta minutos o más). O caminar diez minutos, tres veces al día, cinco o seis veces a la semana, de la forma que he indicado.
Y se puede compaginar el ejercicio físico con el “tiempo para mí”. Qué bueno sería satisfacer nuestra necesidad espiritual de disfrutar de la belleza y el silencio de los paisajes mientras caminamos, al tiempo que nos hacemos más conscientes de que formamos parte de la naturaleza que nos rodea. Ir por lo menos una vez al mes a un entorno natural para hacer ejercicio físico es más que recomendable.
Dedicar “tiempo para mí” al tiempo que muevo las piernas y activo el corazón, ayuda a estimular la mente y, parafraseando a Antonio Machado, a hablar “con la persona que siempre va conmigo”. Es posible que convencerse de que la salud mental, la espiritual y la física van de la mano sea el primer paso para ganar tiempo al tiempo y calidad de vida a la vida…
Actívate con conciencia
El sedentarismo, el estrés, la depresión, la obesidad son, según Antonio Casimiro, algunas de las lacras de nuestra sociedad actual. Y siguiendo las directrices que nos señala en su libro, podemos sentirnos afortunados por tener a nuestro alcance una herramienta mágica: activarse con conciencia.
Sin embargo, para este Doctor en Educación física, además de las lacras señaladas de nuestra sociedad cabría recalcar una problemática importante de nuestros días: la escasa inteligencia emocional y espiritual de muchas (demasiadas) personas. Y a ello puede hacer frente un adecuado ejercicio físico.
El ejercicio físico y la educación
Durante la infancia y la adolescencia, el ejercicio físico puede ser un agente fundamental para el autodescubrimiento, la transmisión de valores y la educación integral.
En la fase central de la vida, para jóvenes y adultos es clave el equilibrio psicofísco y emocional. Y para ello nos conviene mirar hacia dentro, reflexionando sobre nuestro estilo de vida, intentando adoptar hábitos de vida saludable. Dice Antonio Casimiro que, en muchas ocasiones, nos estamos “suicidando”, poco a poco, con nuestra forma de vivir (sedentarismo, estrés, mala alimentación, tabaco, poco descanso, abuso del ocio tecnológico pasivo, carencias emocionales…). Y que el ejercicio físico consciente puede ser nuestra herramienta mágica frente a todo ello.
Al entrar en el mundo laboral, conviene tener en cuenta que, desde el punto de vista del rendimiento, si no estamos bien con nosotros/as mismos/as, será complicado que se pueda estar bien con los demás y obtener la productividad deseada. Es de vital importancia, entonces, la promoción del bienestar corporativo y alcanzar índices de empresa saludable.
Y mirando a las últimas etapas de la vida, nos damos cuenta de que la sociedad envejece a pasos agigantados. Queremos “dar años a la vida”, de manera que nuestros mayores tengan cada vez más años, y por eso es importante, además, “dar vida a los años”. Esto se puede conseguir a través del envejecimiento activo. Se trata de llegar a la vejez con la mayor calidad de vida posible, siendo autónomos física y mentalmente. Y en este envejecimiento activo resulta fundamental el papel preventivo del ejercicio físico.
Pasos del ejercicio físico consciente
De los contenidos que Antonio Casimiro expone en su libro, se pueden extraer cuatro pasos que configuran el ejercicio físico consciente. Son los siguientes:
1. Actívate
Actívate sin la obsesión del resultado, sino con la finalidad de encontrar el equilibrio. Esta activación lleva consigo la educación en valores y el foco en el rendimiento cognitivo. De ahí la consideración en este paso del análisis de la incidencia del estrés en la vida adulta y de la importancia del fomento del bienestar en las empresas y organizaciones. Para Antonio Casimiro, “Actívate” es la invitación a vivir teniendo en cuenta el “ADN del bienestar personal”: Actívate, Descansa, Nútrete.
2. Mira a tu interior
Se trata de conocernos mejor, de descubrir cómo podemos crecer hacia una mejor versión de nosotros mismos. Este paso es importante en sí mismo, pero además nos permitirá comprender mejor el papel del ejercicio físico a un nivel más profundo.
3. Desarrolla tu inteligencia emocional
Cada vez es mayor el convencimiento de la necesidad de gestionar las emociones y de saber experimentarlas en complementariedad con el entendimiento. Y por ello se incide en la importancia de desarrollar estas capacidades desde la familia y desde el sistema educativo. No obstante, aun queda mucho camino por recorrer para hacer del ejercicio físico y la práctica deportiva una herramienta para el desarrollo personal y el crecimiento emocional en todas las edades. Podemos, entonces, señalar varios aspectos a desarrollar: aspectos personales (autoconcepto, autoestima, autocontrol, automotivación, localización de control, tolerancia a la frustración, sistema de atribuciones) y aspectos sociales (vínculo afectivo, asertividad, empatía, habilidades sociales).
4. Despierta tu inteligencia espiritual
El cuerpo es la puerta hacia un peregrinaje interior. Y si el cuerpo es la puerta, el ejercicio físico y el deporte pueden ser sus llaves para entrar y “encontrarse”, en lugar de evadirse. A esto ayudará la práctica en la naturaleza. Y, en el peregrinaje interior, el complemento perfecto es la meditación. La práctica de la Neuromeditación no sólo ayuda a deportistas, sino que cada vez se incorpora más como herramienta de bienestar en las empresas y como forma de oración para el camino espiritual. El despertar espiritual conlleva, entre otras cosas e inevitablemente, tener que dar respuestas personales a las preguntas de todos y de siempre: ¿quién soy?; ¿de dónde vengo?; ¿qué será de mí?; ¿cuál es el sentido de la vida?; ¿cuál es el sentido de mi vida, o para qué estoy en el mundo?; ¿cuál es el origen del mundo?; ¿existe Dios?, ¿quién es para mí? En definitiva, el despertar espiritual es un camino de interioridad que tiene dos etapas: 1) entra en ti, conócete, y cambia lo que conviene que cambies; 2) desde tu cambio personal, trasciende, es decir, ve más allá de lo que se conoce o percibe con los sentidos externos y elévate sobre ti mismo/a hasta unirte a lo divino.
Pautas del ejercicio físico consciente (a modo de conclusión)
Las reflexiones que comparto con estas palabras proceden de la aportación de Antonio Casimiro y José Antonio Sande a través de su libro “Reactívate: menos medicamento y más movimiento”. Y, por supuesto, no pueden faltar otras aportaciones mías. Y podemos terminar resumiendo lo que pueden ser las pautas del ejercicio físico consciente.
- Prestar atención a la respiración.
- Escuchar el cuerpo y las sensaciones que nos proporcionan los sentidos.
- Aprovechar el momento para comunicarte con tu Ser interior, dejando que pueda emerger una sensación de plenitud, y sin compararse con nadie.
- Cortar el ruming mental y disfrutar de cada paso, cada brazada, cada pedalada, etc. (permítete agradecer a la vida la magia de existir).
- Darse permiso para vivir la sensación contradictoria del disfrute y el sufrimiento entre el esfuerzo y la constancia.
- Desvincularse de lo exterior y lo superfluo sin sobrepasar los límites de la cordura y la salubridad.
- Preocuparse de cargar la propia luz para ocuparse de dar luz.
Me invito a mí mismo e invito a todos los que quieran a seguir estas pautas durante el ejercicio físico para convertirlo en ejercicio físico consciente.
Foto de Tuğba Kobal Yılmaz
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2 comentarios
Millones de gracias, amigo Gonzalo por tu reflexión. Es un honor que escribas esto de nuestro libro. Ojalá pueda ayudar a tus lectores y seguidores de tu magnífico blog. Un abrazo a todos. Antonio Casimiro
Seguir a las personas que inspiran, aprender de ellos, crecer con ellos… Vivir tratando de acercarnos a la plenitud. Todo es más gustoso con amigos como tú. Como siempre, es un placer compartir l vida. Seguiremos generando consciencia juntos; yo soy el primer beneficiado. ¡Gracias!